CAMMY CLARK
The Miami Herald ( Video in English here)
El Refugio Nacional de la Fauna Silvestre de Cayo Hueso cumplió 100 años el pasado 8 de agosto, y al parecer sigue tan prístino y silvestre como lo era en 1908 cuando el presidente Theodore Roosevelt lo convirtió en parte de su legado de conservación.
''El refugio es el regalo más extraordinario que cualquier Presidente le pudo haber hecho a este país'', dijo Tom Wilmers, biólogo del Departamento de Peces y Vida Silvestre de Estados Unidos. ``Es un lugar maravilloso, frágil y silvestre''.
El refugio, localizado cerca de la costa de Cayo Hueso, está lleno de vida y de sorpresas. Tortugas marinas verdes hacen sus nidos en las playas. Raras mariposas azules de Miami revolotean alrededor de las dunas. Los halcones utilizan los manglares como áreas de descanso para recorrer de un lado a otro el Caribe.
La marea del huracán Wilma devastó gran parte de las 26 islas que hay en el refugio, pero también creó una nueva. ''Wilma Key'' se convirtió en un lugar ideal para las golondrinas rosadas --una especie en vías de extinción--, que buscan allí su comida.
Para celebrar el centenario, el Centro Florida Keys Eco-Discovery en Cayo Hueso realizará un evento de un día de duración, de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. el próximo 15 de noviembre, que incluye una feria ambientalista. Entre los varios oradores habrá imitadores de Wilmers y Teddy Roosevelt.
Sin embargo, el verdadero Roosevelt nunca vio el refugio de Cayo Hueso, un territorio de 15 millas compuesto por islas y agua que se encuentra a 22 millas al oeste de las Islas Marquesas. El Golfo de México y el Océano Atlántico convergen en medio de sus 208,000 acres.
Roosevelt, que fue Presidente de 1901 a 1909, designó 42 millones de acres de selvas nacionales, 53 refugios silvestres de pájaros y 18 áreas de interés especial, entre ellas el Gran Cañón de Colorado.
Roosevelt comenzó a crear los refugios de pájaros como respuesta al lucrativo comercio de plumas. Los cazadores masacraban colonias enteras de pájaros y aves para adornar los sombreros femeninos, dijo Anne Morkill, administradora del refugio.
El desarrollo es una batalla que en la actualidad libran los ambientalistas en los Cayos. No obstante, la creación del refugio obstruyó el potencial para construir en las islas dentro de sus fronteras, salvo Ballast Key, que es propiedad privada. Una mansión de cuatro dormitorios y tres dormitorios para huéspedes se levanta en la isla de 26 acres, que a principios de este año estuvo a la venta por $13.8 millones.
El resto del refugio continúa sin construir y sirve como hábitat para 250 especies de pájaros, entre ellas algunas en vías de extinción como las palomas de penacho blanca.
Las palomas, que hacen sus nidos en los bosques de manglares, vuelan a diario hasta la diversidad de árbolesde Cayo Hueso para encontrar frutas y llevarlas de regreso para sus polluelos, dijo Ken Meyer, fundador del instituto sin fines de lucro Avian Research and Conservation Institute, con sede enGainesville.
Wilmers también está trabajando para ayudar a estas palomas, entre los muchos proyectos que ha asumido desde llegar a los Cayos en 1984.
Wilmers estima que ha hecho casi 2,000 viajes al refugio durante los 24 años que lleva trabajando en los Cayos.
Morkill, la administradora del refugio, dijo que hay un balance entre proteger el hábitat y permitirle al público disfrutar el refugio.
Unas 400,000 personas visitan el refugio todos los años, la mayoría para pescar, pasear en bote, bucear con esnórquel o practicar kayak, dijo Morkill.
Los manglares, que no resultan hospitalarios para la exploración humana, forman la mayor parte de las islas, pero unas pocas, entre ellas Boca Grande y Woman Key, tienen playas con arena que atraen a los vacacionistas que llegan en embarcaciones.
En 1992, Wilmers ayudó a crear un plan estatal y nacional conocido como el Acuerdo del País Negro (Back Country Agreement) que le permite acceso al público a la mitad de las playas y el cierre del resto de la zona para que se mantenga virgen.
''Sigue siendo un problema'', dijo el guardia forestal James Bell. ``En los fines de semana feriados, entre 30 y 40 botes pueden verse a lo largo de la playa, con grandes fiestas colectivas; haciendo hogueras en la arena y divirtiéndose.
Wilmers dijo que nunca se cansa de visitar el refugio. ``Es difícil que algo le gane a la temporada de las tortugas haciendo sus nidos, pero es igualmente mágico ver a finales de septiembre a todas las aves migratorias venir. Es algo que todos los años espero''.
Foto tomada en Key Largo
Camara Canon 20D, Lente 100-400 mm L IS
Camara Canon 20D, Lente 100-400 mm L IS
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